Simplemente Humana

Últimamente me he sentido sin ganas de escribir. Me he dado cuenta que mi salud mental requiere mi atención inmediata y he estado enfocada en ello. Sin embargo, en este momento, mientras acuesto a mi hijo a dormir, he decidido escribir un poco.

He estado viendo varias publicaciones en Instagram, donde diferentes expositores han tratado de explicar una y otra vez, como todos sin importar apariencias, vivimos momentos de dolor, de dificultad, y como muchos, basándose solo en lo poco que ven en redes sociales o después de un momento de socialización con alguien, en donde no se ha expuesto aquellas dificultades vividas, sienten querer la vida de X o Y persona. Pensando que lo poco que ven es todo lo que hay y que aquella persona de seguro que tiene “la vida perfecta”. Sin problemas ni sufrimientos.

La verdad es que, nadie, absolutamente nadie, sabe en totalidad lo que ha sido, ni lo que es, la vida de alguien más. Créeme que todos vivimos nuestras pruebas, todos pasamos momentos difíciles, y cada quien tiene derecho a sentir y vivir ese momento a su manera. El solo hecho de ver a alguien sonreír constantemente o siempre “feliz” no significa que así sea, o, que así ha sido siempre.

No se cuantas veces he escuchado el “eh! Que vida tan buena la tuya” o el “es que como a usted seguro todo le ha tocado fácil”, otra muy común “es que vos lo tenés todo”. Les confieso que la mayoría de veces que me han dicho estas cosas, entre otras, me ha incomodado. Me da rabia y risa al mismo tiempo. Mi vida, como la de muchos de ustedes, por no decir todos, ha estado llena de altibajos. He pasado épocas donde todo ha marchado bien y me he sentido plena y tranquila. Pero desde que era una niña, no me ha sido indiferente lo dura que realmente es la vida.

Justo por estos días he decidido retomar psicoterapia. He notado qué hay muchas cosas que aún debo trabajar en mi con el fin de tener una mejor salud mental. Me he sentido al borde de una depresión sin salida, de un ataque de ansiedad que no me deja respirar por más de unas horas a la vez. He incluso llegado a considerar la muerte como única salida. Y esto no te lo cuento en búsqueda de atención, ni pesar. Te lo cuento porque deseo que te des cuenta de lo siguiente:

1. Las redes sociales son un espacio donde todos compartimos la parte de nuestra vida que deseamos que los demás vean. Muy pocas veces encontrarás a alguien compartiendo su dolor, sus miedos, sus tristezas, etc.

2. No envidies la vida de nadie. Tu no sabes todo lo que le ha tocado vivir para llegar a donde está. Tampoco sabes lo que esconde su sonrisa, ni lo que realmente es un día a día en su “vida perfecta”.

3. Todos tenemos problemas. Todos. Esta bien llorar. Esta bien apartarse un poco y tomar tiempo para ti y tu proceso. La vida sigue y los problemas pasan. No desistas, esto también pasará.

4. La salud mental es tan importante como la salud física. Sino hay salud mental, inevitablemente tampoco habrá salud física.

5. Buscar ayuda psicológica no te hace débil. No te significa que estas “loco”. Significa que eres lo suficientemente sensato, y te quieres tanto, como para reconocer que necesitas ayuda para tu salud mental.

Yo se que no es fácil reconocer que quizás ha llegado el momento de pedir ayuda profesional. Reconocer que estás pasando por un momento en el que sólo ya no puedes. Pero créeme que no hay nada de que avergonzarse a la hora de buscar ayuda psicológica.

Amate tanto como para realmente buscar tener la vida que sabes que deseas y mereces.

Hablar con amistades puede ser “terapéutico”. Escribir puede ser catártico. Pero en ocasiones nada de eso es suficiente. Se honesto contigo y busca ayuda profesional si sientes que la necesitas.

Por último me disculpo si este no es el mejor escrito a nivel ortográfico y/o gramático. Ya iré mejorando. Estoy cansada y solo deseo compartirte desde mi humana imperfección aquello en lo que pensaba hoy.

Nos leemos pronto.